viernes, 7 de septiembre de 2012

El tondero, exaltación de la sensualidad

Cultura Popular
Por: Sommer Silva
Muchos consideran que el tondero es un baile esencialmente sensual, en el que los danzantes imitan los movimientos de algunos animales durante el cortejo amoroso.
Para otros, ese origen apenas si se refleja en la danza, sobre todo si uno se detiene a ver las elegantes evoluciones de los bailarines y aun las filigranas de picardía con que las parejas danzantes alegran las fiestas norteñas.

El llamado “baile de tierra alta” o “golpe de tierra” es una danza de pareja, de carácter y origen rurales que no solo es común en Piura, sino que se practica también en los departamentos de Tumbes, Lambayeque, La Libertad y el norte de Ancash.
En el tondero, las reglas fijas ceden espacio a la espontaneidad y a la creatividad de los propios intérpretes, quienes llevan el traje típico de la región, sin importar si este es el cotidiano o el festivo. La mujer puede reemplazar el pañuelo con un mantón o chal (“paño e’ leche”); y, así también, el acompañamiento puede ser con banda o simplemente con el rasgueo de unas guitarras y el golpeteo atávico de un cajón.
Como baile típico, resume y expresa los sentimientos del hombre común. Su coreografía no restringe, sino mas bien posibilita, la sincera expresividad de los ejecutantes, los cuales dan rienda suelta al coqueteo, la cadencia y el zapateo. Algunos afirman que su punto de partida fueron los movimientos preliminares del apareamiento de la pava aliblanca, que los tallanes elevaron a rito de la fertilidad en sus ceremonias prenupciales. Otros se inclinan por un posible, aunque improbable, origen africano.


Dice el especialista José Fernández Reynaga que el tondero es una danza mestiza, netamente campesina y pueblerina.

“Su ejecución es sensual, porque expresa todo lo que los sentidos desean; erótica, porque representa el rito amoroso sexual; imitativa, porque s reproducen actos que los pescadores observan en el medio ambiente, especialmente de las aves; y mágica, porque refleja ritos de brujería y superstición”.
Voces autorizadas señalan a Morropón como la cuna del tondero, e incluso lo relacionan con un antiguo ritmo negro llamado lundú. Pero a los cultores del tondero no les interesan los orígenes de su bendita danza. Les basta, a los hombres, con calarse – y en esto se diferencian también de los bailarines de marinera – un sombrero de paja, vestir un pantalón negro y una camisa a rayas – en otros lugares totalmente blanca – ceñirse una faja y echarse unas alforjas de hilo fino de algodón. Los hombres también lucen huaraca o cordel de soga y ponchos de hilo, teñidos y confeccionados por ellos mismos.
 Por su parte, las mujeres usan sayas y a veces polleras. En otros lugares utilizan el anaco o túnica prehispánica, en el que prevalecen los tonos negro y blanco; también camisón o blusa de seda, “manta de china” y las “dormilonas” de Catacaos,  hermosos colgantes de oro o plata. Pero si se trata de zarandear la tierra un día cualquiera, los campesinos solo necesitan su ropa de faena.
Se dice que el orden de los afanes dancísticos, en líneas generales, es este: el varón invita a la mujer con el pañuelo y el sombrero en venias que marcan el ritmo con los pies; luego ella, en actitud insinuante – pañuelo en alto y falda exquisitamente levantada – escarba el suelo con el dedo pulgar del pie, en actitud de espera. Después, se menea con cadencia delante de su pareja.
Iniciado el baile, los danzantes en forma paralela, como midiéndose, dan una vuelta al ruedo y giran a medias en su sitio. Luego viene el careo, en el que la mujer demuestra iniciativa, pero después se hace la esquiva.
El hombre, por su lado, enciende su virilidad y asedia a la hembra. Comienza el “rasqueteo”: ella es insistente en gestos y poses, con la falda y el pañuelo. Lo mismo él, aunque mas enérgico, y ambos rascan el suelo con el dedo meñique.
La pareja prosigue la danza con punta y talón, alejándose pero sin dejar de seducirse. Luego la mujer rodea al hombre, que está de pie o arrodillado. Ésta es la primera parte; continúan la segunda tras una breve pausa con el repiqueteo del cajón y los dos avanzando con venias, ligeros cambios de figuras y ejecutando los mismos pasos sin perder el ritmo. Por ultimo, acaban  el baile con espontáneo y fuerte sentimiento. Tradicionalmente el tondero se ejecutaba acompañado de cantores que tocaban la guitarra, las palmas y el peruanísimo cajón (las canciones son mayormente amorosas o festivas); sin embargo esta forma varió en los ultimos tiempos y ahora se utilizan mas las bandas.
Algunos temas ya son clásicos. Por ejemplo, Marinera y tondero, de Ernesto López Mindreau; Triste con fuga de tondero, de la prolífica compositora Rosa Mercedes Ayarza de Morales; La perla del Chira, tondero de Guillermo Riofrío. También, La hamaca, tondero de Roberto Vásquez de Velasco; Baila Solterito, tondero muy divertido que invita y reta a los jóvenes solteros a cortejar a las damas presentes en la jarana. Igualmente, Morropón de san Miguel, de Migule Correa Suárez; El charro Requena, de Feliciano Chero Huiman, de Catacaos, quien escribió este tondero costumbrista que describe las lides del personaje que da nombre a la composición.





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